martes, 2 de abril de 2013

Un apunte sobre el autismo. por Lisímaco Henao Henao

Un apunte sobre el autismo

Copyright Lisímaco Henao Henao. Analista Junguiano IAAP

(2 de abril, día mundial de la consciencia sobre el autismo)



Freud había dado el nombre de "autoerotismo" a ciertos comportamientos observados en niños y adultos y relacionados con una ausencia casi total de contacto con el mundo exterior y un encerramiento psicótico en el mundo interior. En una carta de 1907, Jung le comunica a Freud que su maestro Eugen Bleuler (del psiquiátrico de Zurich) parece rechazar dicha denominación por parecerle muy cargada de contenido sexual y, en cambio, usa el termino "Autismo" (del griego "Autos", que significa "uno mismo"). 

Por su parte Jung aplicó su concepto de "introversión" a dichas manifestaciones pues en su opinión estas personas están en un extremo de una actitud normal, en otras palabras, es perfectamente normal que una gran parte de la población dirija su atención preferentemente al mundo interior (diferentes estos a los "Extravertidos" que dirigen gran parte de su atención al mundo exterior y sus reclamos), siendo las personas "autistas" las que viven la introversión de una manera exagerada, la cual nos resulta difícil de comprender, de aceptar y de vincular con nosotros, por lo que la concebimos como patológica. 

 Las características generales del autismo son: 

1. Extremo aislamiento

2. Exigencias de inmutabilidad (que objetos, personas y estímulos para nada cambien en el entorno).

3. Estereotipias gestuales (gestos que se repiten una y otra vez sin ningún sentido aparente).

4. Trastornos del lenguaje (algunos no hablan nunca ni se comunican con gestos o señales, otros usan unos pocos sonidos ininteligibles para comunicarse y suelen usarlos sin el objetivo de comunicarse). 

El trastorno suele aparecer hacia los dos años de vida. Es en este punto donde me llama la atención una cosa: es a esa edad a la que empezamos a exigir de los niños unas conductas "adecuadas". Leyendo los manuales psiquiátricos encontramos repetidamente sinónimos de esa palabra, tales como "lo apropiado" o "lo usual", es decir, estos niños no responden de manera apropiada al entorno o lo hacen de forma inusual. 

Esto último me da una pista sobre el sentido del aparecer de estos niños (y adultos) en nuestras culturas occidentalizadas. Ellos nos invitan a revisar nuestros criterios sobre "lo adecuado" en el vivir. No estoy afirmando que la patología no existe o que no se deba tratar, por el contrario, creo que debemos tratarla con respeto pues nos avisa de unos patrones exageradamente extravertidos y condicionantes. Estas personas tal vez nunca cumplan con nuestras expectativas, quizás nunca nos sonrían o nos den las gracias, exigiendo de nosotros y nosotras un grado de amor por la vida que es casi incondicional (de hecho algunos investigadores como Bruno Betelheim y Erikson relacionaron el origen del autismo con el rechazo de las y los cuidadores a la no expresividad del niño).



En los años 40 el pediatra vienes Hans Asperger publicó sus trabajos sobre el Autismo y en ellos hablaba de los "niños profesores". Allí nos ofreció una variante que ha sido ampliamente explotada en la cinematografía. Quizás hemos visto la película "Rainman", en la que Dustin Hoffman hace de un hombre brillante para el cálculo matemático y la memoria de datos numéricos (en una escena memoriza toda la guía telefónica). Asperger observó a varios niños que concentraban su atención e inteligencia en un estímulo en particular y se hacían así "especialistas", aunque conservaban los otros elementos del trastorno psicológico, de hecho, como suele suceder en casi todas las ramas del saber, parece que el mismo Asperger era uno de estos personajes; se especializó en la obra del poeta alemán Franz Grillparzer e incluso la memorizó completamente. Asperguer observó como estas personas chocan con un contexto que no comprende sus particularidades y los trata como "excéntricos" o simplemente "enfermos". En este punto me pregunto ¿no seremos diferentes sólo en grado de estos chicos de Asperger? ¿No será eso que nosotros llamamos nuestras "pasiones" sólo aquellos elementos que atraen toda nuestra atención y nos llevan a invertir nuestra memoria y todas nuestras capacidades en su exploración?. Yo por lo menos sólo puedo concentrarme bien en unos pocos temas y en cambio suelo desconfiar del eclecticismo (o quizás el eclecticismo es un foco de atención más que no es el mío).

El mundo necesita tanto de la atención al mundo exterior como al mundo interior y occidente no es precisamente el mejor lugar para el concentrarse en la vida interior; el ruido, las modas, los vertiginosos cambios tecnológicos y la prevalencia de la imagen externa hacen que el detenerse y mirar el movimiento del alma resulten contradictorios y, para algunos, casi anormales. Sería bueno reflexionar sobre nuestra necesidad de un cierto grado de autismo ¿no será lo que quiere decir el aparecer de esta patología? ¿una denuncia de la subvaloración colectiva con respecto a la introversión?. Recordemos que los introvertidos suelen ser los más acosados, criticados y comentados de las familias, los grupos, las empresas, etc., nos parecen lentos, callados o tímidos, como si amenazaran nuestros logros de comunicación (ya excesiva) y de relación con los objetos (no menos excesiva, hasta el materialismo).

En el nuevo manual de psicopatología que se publicará este año (en el que, les aseguro, cabremos todos y todas), el autismo pasará a llamarse Trastorno del Espectro Autista (TEA) y yo lo recibo con agrado. La palabra "espectro" señala allí la gran variabilidad de la alteración psicológica autista y, para mí, la necesidad de su tratamiento y consciencia, en el sentido de preguntarnos por nuestro lugar, el de la familia y la cultura en general en ese amplio espectro. 

Coda: además, ¿el término "espectro" no sugiere algo profundamente humano?

(fotograma de la película Rainman (Barry Levinson 1988), con Dustin Hoffman y Tom Cruise)