martes, 27 de febrero de 2018

Errores en las traducciones de textos junguianos al castellano.

Por Lisímaco Henao Henao
En un curso que se llevó hace algunos años en Casa Jung de Medellín, estamos revisando el libro de Murray Stein titulado “El principio de individuación”, debo declarar que Stein me ha parecido un maestro brillante y un gran pedagogo, hasta el punto de que peleando con mi timidez de pésimo angloparlante me le acerqué en el último congreso de la IAAP a agradecerle por sus aportes a la enseñanza de la obra de Jung, enseñanza de la cual yo he sido beneficiario (otro de sus textos más brillantes en este sentido es “El mapa del alma según Jung”).
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Hace algunos años había leído ya “El Principio…”, e incluso había compartido algunos textos con estudiantes de la universidad sin advertir mayores contratiempos, pero esta vez, debido quizás a la cualidad de esta nueva lectura, mucho más personal y mucho más crítica (más libre también debido a mi propio proceso), me tropiezo en la página 42 con lo siguiente (numero los párrafos citados):
1.“Simplificando al máximo, podríamos decir que esta empresa de enorme alcance [la de la individuación] consta de múltiples caras debido a la complejidad que habita la psique entendida como un todo (es decir, el Yo).” (Ediciones Siruela, Barcelona 2007)
Sospeché de lo que había allí, me regresé unas páginas y me di cuenta de que al hablar del Yo, es decir, del centro de la consciencia, ponían el término ego, por ejemplo:
2. “Pero en general la experiencia numinosa es una «pista» […] de que dentro de la psique hay también unos poderes mayores, no sometidos al ego.” Op. Cit. Pg. 41
Por suerte había comprado la versión en inglés justamente para hacerla firmar por Stein en aquella ocasión (sí, me comporté como todo un “groupie”), y me di a la tarea de hacer la comparación con mi texto de Siruela confirmando así mis peores sospechas: que lo que en el párrafo 1 traducen como “Yo”, se refiere en realidad al Self (o como debería traducirse al castellano: el Si Mismo, es decir, y como afirma el párrafo, a la totalidad psíquica o a “la psique entendida como un todo”, en alemán Selbst). En cuanto al párrafo 2, es claro que se habla del ego o Yo, que para la psicología junguiana son dos formas de nombrar lo mismo, una en latín y otra en castellano.
Esto resultó ser muy chocante para mí, pues me preocupa y me ocupa la difusión de una obra en la que veo salidas para muchos de nuestros conflictos individuales y colectivos, a sabiendas de que un gran número de las personas que se acercan a lo junguiano no leen en inglés (menos en alemán). Ya había advertido errores similares a los que nombro aquí en la colección de Kairós titulada “Biblioteca de la nueva consciencia”, en la que aparecen numerosos textos junguianos, por ejemplo una colección titulada “Espejos del Yo”, cuyo título original es “Mirrors of the Self”, con capítulos como “El Yo es una diana móvil: el arquetipo de la individuación” de David deBus, el cual fue titulado originalmente por el autor como "The Self Is a Moving Target: The Archetype of Individuation", allí mismo aparece el interesante artículo de James Hillman titulado “El Senex”, en el cual se evidencia la misma confusión en la traducción, esto por poner sólo dos ejemplos. Otros títulos de esta colección de Kairós son bien conocidos: entre otros “Encuentros con la sombra”, “Recuperar el niño interior”, “Ser Mujer” y “Ser Hombre”, en los cuales encontramos importantes artículos de renombrados analistas junguianos, a veces mezclados con otros autores menos rigurosos pero siempre bajo el mismo error (recientemente Kairós ha comenzado a publicar la obra de Jean Shinoda Bolen, la cual no he leído, no sé cómo estará la traducción en este sentido).
Frente a estos hallazgos el camino que he tomado es el de advertir a mis estudiantes y a los usuarios de la página web de la casa, sobre la atención con que se debe leer para no caer en malos entendidos sobre conceptos tan importantes y tan capitales (tan “centrales”) como los que he nombrado. Por ejemplo, esta es la leyenda que aparece en la página web cuando hemos transcrito algún artículo: “Advertimos nuevamente sobre el error de traducción en esta obra, y en otras, que consiste en traducir SELF (Sí-Mismo) como YO.”. También hace unos dos años escribí directamente a la editorial sin obtener ninguna respuesta.
Comprendo que la traducción resultaría “correcta”, si tomáramos en cuenta tan sólo el hecho de que en los Estados Unidos e Inglaterra efectivamente un gran número de personas de la comunidad científica habla del Self como el Yo; por ejemplo el magnífico documental de la BBC de Londres titulado “The Century of the Self”, se refiere efectivamente a la dinámica egocéntrica que dominó la política y la economía del siglo XX bajo la influencia del psicoanálisis freudiano, es decir, sí, se refiere a la división psíquica en la que fracasó toda unidad triunfando en cambio el Yo consumista. Pero la traducción resulta ser completamente incorrecta en la perspectiva de que, dentro del ámbito junguiano, hay unas particularidades en los términos que es necesario respetar para la cohesión teórica (ni siquiera el Self de la Gestalt o el de algunos posfreudianos debería confundirse con el Si Mismo propuesto por Jung).
Quizás estoy un poco tomado por la figura de “El Profe” y también me siento un poco ofendido y hasta estafado (!), pero convencido de que ya han sido suficientes las confusiones históricas y los malos entendidos no siempre carentes de dosis de malicia en cuanto a la psicología analítica, para que ahora tengamos que comenzar a encontrar personas que, con buenas intenciones de profundización, terminen hablando de que la totalidad psíquica está en el Yo ¡vaya! precisamente la inflación de la que Jung nos quería prevenir llegando hasta los estudiosos en los mismos textos junguianos.
Al terminar de escribir me pregunto si llego yo como heraldo de cosas ya muy conocidas y discutidas, en cuyo caso pido actualización, pero también algo de solidaridad ya que cada vez somos más frente a esta pregunta: ¿Qué más podemos hacer?
Lanzo esta paloma al aire..
Gracias.

Por Lisímaco Henao H.
Analista Junguiano.
27 de febrero de 2016