Casa Jung. En texto e Imagen
"El ser humano es similar a una casa de huéspedes.
Cada día llega alguien nuevo a su puerta: una alegría, una decepción, algo difícil o doloroso se presentarán como visitantes inesperados.
Dales la bienvenida y acógelos a todos, incluso si es una muchedumbre de preocupaciones la que vacía tu casa de sus muebles. Trata a cada huésped honorablemente, ya que podría estar vaciándote para una nueva delicia.
Ve a la puerta de entrada y recibe con una sonrisa al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia, e invítales a pasar.
Sé agradecido con cualquiera que venga, porque cada uno ha sido enviado como guardián del más allá." Rumi
La Casa Jung es un centro móvil como el Sí-Mismo, un trozo de realidad vagabundo como el Trickster y un espacio que se inventa a si mismo como el Niño.
Cada día llega alguien nuevo a su puerta: una alegría, una decepción, algo difícil o doloroso se presentarán como visitantes inesperados.
Dales la bienvenida y acógelos a todos, incluso si es una muchedumbre de preocupaciones la que vacía tu casa de sus muebles. Trata a cada huésped honorablemente, ya que podría estar vaciándote para una nueva delicia.
Ve a la puerta de entrada y recibe con una sonrisa al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia, e invítales a pasar.
Sé agradecido con cualquiera que venga, porque cada uno ha sido enviado como guardián del más allá." Rumi
La Casa Jung es un centro móvil como el Sí-Mismo, un trozo de realidad vagabundo como el Trickster y un espacio que se inventa a si mismo como el Niño.
Esta casa viajera te recibe
y te despide, te alberga pero no te retiene. Tomas lo que quieras, lo que puedas
y lo que vaya con tu alma en este preciso momento.
Esta casa es elástica, se ensancha
si lo necesitas y también se hace pequeña para poder acoger cada tempo, y para la humildad del
aprendiz y del maestro.
Llega el médico, el abogado,
el periodista, la arquitecta, la psicóloga, la antropóloga, el artista, la
astróloga, el sociólogo, y el que no sabe nada más que escuchar (el que lo sabe
todo). Aquí llegan todas las profesiones no mencionadas en esta lista, pero más
importante aún, las personas comprometidas con esas profesiones y lo que
implican. Llegan los que están por llegar.
Hemos soñado juntos con una
gran institución y hemos despertado de ese sueño con la certeza de que La Casa
por si misma es una gran institución.
Nos han visitado maestros
del alma, terapeutas, artistas y todo tipo de gentes cuya energía está dirigida
a la humanización de un ser humano constreñido a las imágenes del mundo (que
son sólo la mitad de la realidad).
Uno puede tener la llave pero todos
tienen el deseo de saber que es la verdadera clave que abre las puertas hacia
el alma. Y cuando se trata de saber, el compromiso es grande porque, siendo
Casa Jung, no podemos eludir el compromiso de saber de lo más profundo, eso que
recorre el cuerpo todo, el cuerpo tuyo, mío y del mundo; porque con Jung (y
quienes vinieron después) hemos aprendido que nada puede hablarnos mejor del
cuerpo y del alma que la imaginación.
En esta casa nos reunimos a
estudiar las matrices de la imaginación, del mundo imaginal, para poder
apreciar mejor sus productos. Aquí hablamos de sufrimiento, enfermedad,
sanación y aceptación. Pero también de alegrías hablamos, de esperanzas y de
anhelos latinoamericanos para el planeta, porque somos de aquí y de todas
partes.
Nos encanta el verbo “psiquear”,
acuñado por nuestro Rafael López-Pedraza, para denotar una actividad propia
del ser humano, una actividad tan trascendente como inmanente, tan espontánea
como volitiva. La actividad de hacer alma en la consciencia.
La casa inició en un rinconcito de la ciudad de Medellín, en Colombia, y poco a poco ha ido extendiendo su sala, sus pasillos y jardines, hacia el mundo.
Esta es la Casa Jung, una
casa para el alma. Algunos tenemos la llave pero tú abres las puertas.
A continuación algunas pocas imágenes de las almas que han llegado hasta aquí.
A continuación algunas pocas imágenes de las almas que han llegado hasta aquí.